Entrevista a Marcos Amadeo - Profundizando en la poética
Así como la emoción y la belleza de la música se hacen con las notas, la Poética de la Arquitectura es un inmaterial que se construye con hierro, vidrio, toneladas de hormigón, y el trabajo de hombres y de máquinas. Materia pesada para una génesis misteriosa.
Inauguramos acá -sobre el enigma de esta génesis- una nueva Serie temática de Entrevistas: “Profundizando en la Poética”. Una nueva aproximación que intenta definir con mayor hondura qué es la Poética de la Arquitectura. Cómo la piensan los arquitectos; cómo la analizan, la intuyen, la perciben en maquetas, planos y dibujos; cómo la abordan en decisiones concretas, prácticas, constructivas, para la gestación de una obra que se percibe como propia.
Marcos Amadeo inaugura la Serie, abordando -en una entrevista ejemplar- las zonas centrales del fenómeno. Tomando, como ejemplo de máxima sutileza, al Museo Iberé Camargo de Porto Alegre, Brasil; obra del arquitecto Álvaro Siza.
Para Amadeo, la Poética es un efecto, un encanto, una sensibilidad que está “por fuera de la propia obra, por fuera de las decisiones generales de un proyecto”. Porque la Poética de la Arquitectura es –nos dice- algo bastante intangible. “Ya que es muy difícil poder imaginar, desde un plano, cómo nos va a afectar una obra construida. Y es difícilmente tangible también desde lo conceptual. Es difícil percibirla, saber dónde está. Es esquiva, inasible.”
Las aproximaciones de Amadeo rondan la abstracción intelectual, el lirismo, la intuición fina, la metáfora poética, pero también la contundencia si se quiere “brutal” de lo concreto. Como cuando relata su obsesión -y la de sus socios- por el hormigón del Museo MAR de Mar del Plata (Argentina), por la terminación de los muros de concreto, en un capítulo que bien merece llamarse, como metáfora de la voluntad, “La batalla por el hormigón”.
“Ese hormigón lo más terso que se pudo hacer, lo más liso, sin maquillaje, sin retocarlo después, refleja, se ilumina y está en sombras de unas maneras fantásticas. Y fue un verdadero descubrimiento.” Una búsqueda intuitiva de que el museo replique las condiciones de la luz del mar, que fluctúe con la vida del paisaje y los tonos del océano. “¿Tiene que ver con la belleza eso? No lo sé. Y sin embargo hubo ahí una certeza de que en la superficie de ese hormigón se jugaba muchísimo del edificio.”
Es decir, el misterio de cómo se gesta la Poética. Esa marca, esa impronta o ese aura pregnante que vuelve inolvidable a un edificio, que hace icónica a una obra de arquitectura, que le otorga, incluso, a veces, la estatura de un símbolo.
Arquitecto Marcos Amadeo
Amadeo ejerce en el ámbito de la arquitectura y de las ciudades. Desarrolla proyectos de escala diversa a los que aplica un concepto totalizador de rigurosa calidad y exigencia formal, que se inicia en la primera idea y concluye en el finish de la obra. La actitud innovadora propia de las generaciones jóvenes, sumada a su valoración del pasado, le garantizan un rango de considerable amplitud resolutiva, que se mueve con libertad entre el clasicismo y la vanguardia. A partir del Museo MAR (de Mar del Plata, Argentina), Amadeo y sus socios se han convertido en referentes de importancia para los arquitectos jóvenes de su país y de América Latina.
Amadeo integra el estudio Monoblock (junto con sus socios Fernando Cynowiec, Juan Granara, Alexis Schachter, y Adrián Russo), de Buenos Aires, Argentina.